lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 2

El teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo el romance entre Paul y Jazmin.

-No atiendas amor, quedate conmigo.-Propuso ella.

-No, puede ser de la empresa.-Contestó preocupado el castaño, y se puso el teléfono a la oreja mientras ella se quejaba.-Hola?

-Hola, señor? Paul?-Se oyó del otro lado de la línea.

-Si, que sucede Gaspard?-Preguntó él, reconociendo la voz de quién hablaba.

-Bueno... es que... Samantha se encerró en su habitación porque no quiere ir al campo!

-Pero como que no quiere ir?-Preguntó sorprendido el mayor de los McCartney.-Pasame con Dagna.

-No puedo.-Contestó he hizo una pausa, pensando como diría lo siguiente, pero optó por hacerlo todo de una vez.-No puedo porque está colgada de la ventana de Samantha y no puede bajarse.

-Que?!

-Si, esta mujer en cualquier momento se va a pegar el golpe de su vida!-Dijo el cocinero.-Pero quédese tranquilo, voy a llamar a los bomberos!

No dio oportunidad a Paul de decir algo o aunque sea de reaccionar, puesto a que ni bien acabó de decir esto, cortó la llamada.

-Los bomberos... ¡en mi casa!-Fue lo único que atinó a decir Paul aún con el teléfono en la mano.

Mientras tanto en los barrios bajos de Londres...

-Ni una nos puede salir bien.-Se lamentaban los muchachos.

-No encuentro a Caitlin.-Dijo Ron entrando en la habitación.

-Debe haberse ido, si sabe que es la culpable de esto.-Dijo un joven sentado en la escalera.

-Qué culpable? Alguien debía ponerle límites a Amelie.-Saltó otro.

-Pero justo hoy tenía que irse? No podía haber esperado a que pasase la presentación?-Se lamentó la joven de cabello oscuro.

En ese instante Caitlin entró al lugar, con cara de pocos amigos.

-Busqué a Amelie y le grité que si ella volvía, yo me iba para siempre, pero no quiso saber nada. Así que vengo a pedirles perdón.-Dijo rompiendo el silencio.-Bueno, me voy a ir porque no quiero seguir arruinándolo.

-Tranquila.-La consoló su primo.

-Hola chicos, todo bien?-Preguntó el representante entrado al lugar.

Mientras tanto en París, Francia...

-No puedo entender por que hace estas cosas.-Se lamentaba Paul.

-Es una adolescente, solo quiere lograr que Dagna se enoje.-Jazmín intentaba buscar alguna explicación.

-No, quizás el responsable sea yo.-Contestó Paul, martillándose la cabeza sin piedad.-No sé como tratarla a ella, ni al resto de mis hermanos.

-Mi amor, no te hagas esto, es injusto.-Contestó ella.-Además, nosotros tenemos otras cosas en las que pensar, como la función, si? No quiero llegar tarde.

-Perdon Jazmín, pero yo no iré.

-Que?

-Lo que escuchaste, yo no voy.-Dijo negando con la cabeza.-Mi casa es un desastre, los bomberos, la institutriz colgada de una ventana. Voy a llamar al piloto para que prepare el avión, ya mismo vuelvo a Londres. Si no querés volver conmigo no tengo ningún problema.

-No! Mi amor.-Dijo ella sacándole el teléfono de las manos.-Es una chica, es adolescente, se encerró en su cuarto porque es rebelde, cual es el problema? No es justo, yo tengo todo para ir a esa fiesta, va a ir todo el mundo y es la primer gala europea del año, no es justo lo que haces.

-Pero no entendés que mi casa es un desorden y mis hermanos me necesitan?-Preguntó él.

-Y yo? Yo también te necesito Paul.-Dijo ella.-Tengo las entradas, tengo mi vestido...

-Y a vos te importa más dos entradas para ir al teatro que lo que estoy diciéndote? Mis padres murieron, yo soy el mayor, si no me hago cargo quién lo hará?-Dijo Paul algo enojado.

-Tienes razón.-Dijo ella luego de varios segundos de silencio.-Perdón..

-Está bien.-Contestó Paul.

-No, enserio, perdón.-Volvió a decir Jazmín.-Voy a volver con vos a Londres.

A continuación se abrazaron pero ella rodó los ojos, seguía convencida de que eso era cosas de un adolescente normal y podía solucionarse sin tener que volver a Inglaterra.

Mientras tanto en los barrios bajos de Londres...
-Alguien puede explicarme que pasa aquí?-Preguntó el representante entrando al lugar.


-Yo le explico.-Dijo Caitlin.

-No, tu no!-Contestaron los demás.

-Si, dejame.-Dijo y comenzó a hablar.-Resulta que yo no soportaba a Amelie, entonces la agarré de los pelos, entendés?


-No, no entiendo. Cuál es el problema con Amelie?-Dijo impaciente el hombre.

-Amelie... abandonó la banda.-Dijo Ron de una vez.

-Qué? No! Como que abandonó la banda?-Contestó el hombre.-Y ahora que hago tengo que...

-No, no.-Interrumpió Ron.

-Tengo que llamar al empresario y cancelar todo.-Siguió diciendo.

-No, ya está todo solucionado.-Contestó el joven.-Tenemos a la nueva reemplazante.

-Me estas hablando enserio?-Dijo él.

-Si, la nueva cantante es Cait.-Contestó Ron y ambos voltearon.

-Si, Cait.-Dijo ella.-Espera... yo?

-No pueden reemplazar a Amelie de una hora para otra!-Se quejó el hombre exhausto.

-Por qué no? Basta de Amelie, borrón y cuenta nueva, la única que sabe las canciones es Cait.-Contestó Ron.

-Si, además canta mejor y es más simpática!-Agregó la joven de cabello oscuro.

-Pero no me importa como cante, no se trata de eso, se trata de profesionalismo.-Siguió el hombre preocupado.-Esto no es profesional. Qué le digo al empresario? ''Mire tuvimos que cambiar a la cantante...''

-Pero por lo menos estamos en el mismo rubro.-Dijo Caitlin.

-Evitá los chistes baratos.-Dijo él.-Voy a llamar al empresario y cancelar todo... todo!

Dicho esto, tomó el teléfono y comenzó a marcar.

-Ya saben que hacer chicos.-Dijo un joven y tomó la guitarra.

Comenzaron a interpretar una canción que ellos mismos habían escrito ''Peter's Army'' era su nombre, una larga historia. A continuación comprendieron cual era la intención y comenzaron a cantar.

-Bueno, está bien, haces el reemplazo.-Declaró el hombre colgando el teléfono, era evidente que le había gustado, pero nunca lo diría de esa manera.

Los muchachos festejaron y Caitlin salió del lugar en un bicicleta. Se dirigió a unas pocas calles de allí, a la peluquería de su tía.

-Amy tengo que contarte algo!-Entró al lugar.-Vení!

-Qué pasa querida?-Dijo ella mientras le ponía extrañas cosas en el cabello a una mujer.

-Vení afuera!

-Estoy con un cliente.-Contestó la mujer, pero cambió de opinión muy rápido.-Está bien.

Salieron a la calle tal y como estaban, Amy, su tía, llevaba uno de esos extraños sombreros de peluquería.

-Tengo que contarte algo!-Dijo emocionada Caitlin.

-Esa parte ya se!-Contestó ella aún más emocionada.-Y usted que mira? Es la última moda en Francia!-Dijo a un hombre que pasaba por allí y observó su sombrero.-Viste como me miraba?

-Si.

-Bueno, y de que se trata?-Preguntó la mujer.

-Necesito que mi ayudes a hacer un vestuario para la banda.-Contestó otorgándole un toque de suspenso a la situación.

-Pero, pará. Hay algo que no entiendo, por qué tengo que ponerme a coser YO si vos sos la que hace esas cosas?-Dijo la mujer.

-Era...-Contestó Caitlin con una sonrisa.-Ahora soy la cantante!

-La cantan...?

-Si.

-La cantan...

-Si!

-La can...

-Si tía, la cantante!

-Ay, no lo puedo creer!-Dijo emocionada.-Mi Cait, la más linda, la más bonita, va a ser famosa!

-Si tía!!

-Me encanta Cait.-Dijo y comenzó a saltar.

Mientras tanto en la residencia McCartney...

Todos observaban algo impasientes como los bomberos ayudaban a Dagna a bajar de las escaleras, que observándolas detenidamente, no eran tan altas.

-Tomá un poco de agua.-Dijo Sandy alcanzándole un vaso cuando ya estaba por fin con los pies en la tierra.

-Gracias.-Dijo y tomó un sorbo.-Samantha! Por qué querer matar de un ataque al corazón a Dagna, eh?

-Ayudame a levantarla.-Dijo Sandy a su hermana Beatrice.

-Esto no va a quedar así, eh!-Dijo la mujer y se acercó a un bombero.- Usted disculpe la molestia señor, pero usted poder ayudarme que niña quedar encerrada allí arriba?

Mientras tanto en algún lugar de Londres...

-No sabes lo contenta que estoy.-Decía Amy mientras se peinaba el cabello.-Que ese trucho del representante te halla dado una oportunidad.

-Si, yo también, pero Ron me ayudó mucho.-Contestó la joven.

-Ron te adora... quién no te adora Cait?-Dijo la mujer y se puso melancólica.-Si tu madre estuviera aquí estaría muy orgullosa.

-Mi padre también.-Contestó y tomó un retrato de un hombre vestido de marinero.-Podría venir a visitarme...

Su tía no supo que contestar por lo que solo asintió con la cabeza. Caitlin dejó el retrato en su lugar y tomó una nuez que se encontraba en la mesita de noche.

-Me acuerdo cuando tu madre te regaló esa nuez.-Dijo la tía.

-La extraño tanto...-Susurró la joven.

-Lo sé. Ella está acá con vos, aunque no puedas verla.

Caitlin pareció asustarse y observó a los lados, pero luego comprendió lo que su tía estaba tratando de decirle. Al cabo de un rato, se quedó profundamente dormida, ese iba a ser un largo día.

-Cait, es tarde.-Oyó distante que alguien le hablaba, parecía ser un sueño.

-Caitlin.-Nuevamente.

-Cait, levantate que es tarde!-Gritó su primo Ron a su lado.

-Ahh!-Se asustó ella.

-Es tarde!

-Como vas a despertarme así?!

-Qué pasa acá?-Preguntó la tía entrando en la habitación y dándole una tasa a Caitlin.-Toma este café así te despejas de la locura que llevas hoy.

-Tuve un sueño horrible.-Declaró a joven.-Tengo miedo de que sea un presagio.

-Agh no empieces con esas cosas que ves y no son.-Se quejó su primo.

-Qué? Cuantas veces te salvé la vida con mis dolores de estómago?-Se quejó la joven.-Y... que hacés con la remera al revés?

-Es un regalo.-Contestó él, que al parecer era igual de supersticioso que su prima.

-No, pisar caca es un regalo.-Lo contradijo.

-Caitlin olvida tu sueño, mira lo que dice la borra del café.-Interrumpió su tía observando atentamente la tasa vacía.-Este será el mejor día de tu vida.

-Sii!-Festejó la joven fiel a sus creencias.

-Nos podemos ir por favor? Es tarde!-Se quejó Ron.

Dicho esto, los dos jóvenes salieron de la habitación.



____________________________________

Eeeh volví. Hace mucho que no subía un capítulo y creo que este se había subido y no lo había terminado (no sé que hice) jaj bueno, no importa. Espero que les guste :)



domingo, 5 de agosto de 2012

Capítulo 1 2/2

Mientras tanto en los barrios bajos de Londres...


La banda estaba ensayando por milésima vez, y esta si valía la pena. Eran un banda que principalmente se dedicaban a cantar y hacer shows, aparentemente no era nada seriamente o algo de esa magnitud.


-Buenísimo.-Exclamó Caitlin, la joven de la bicicleta, al terminar de oír la canción.


-Si, buenísimo, pero donde nos vamos a presentar? No tenemos ni un show!-Se quejó uno sentándose en un sofá.


-Bueno, el representante ya va a conseguirles alguno.-Caitlin trató de darles optimismo.


-Qué nos va a conseguir? Si es un estúpido ese tipo!-Se quejó otro.


-Hola mis muchachos.-Entró un hombre al lugar.-Prepárense porque hoy se les da la oportunidad.


Era el manager, representante o como lo quieran llamar.


-Ah, sí? Y que va a pasar?-Preguntó desafiante una muchacha de cabello oscuro.


-Va a venir a escucharlos un hombre muy importante.-Anunció.


-Claro, como siempre, no?-Preguntó el joven de la batería.


-Eh, un momentito, cuando les fallé yo?


-En el casamiento, por ejemplo.-Recordó la muchacha rubia, si quisieran podrían enumerar millones de veces.

-Pero, yo que culpa tengo que la mujer haya abandonado a su esposo en el altar?-Se defendió el hombre.


-Y cuando...-Estaba diciendo Caitlin, pero fue interrumpida.


-No te metas aquí, porque esto es asunto nuestro.-Dijo la joven cantante.


-Eh, quién te crees para hacerla callar?-Preguntó enojado el baterista.


-Yo soy la cantante del grupo, y no soporto que cualquiera opine como si fuese parte.


-Escuchame a mi entonces. Yo soy parte de la banda y voy a decirte lo que pienso.-Dijo otro muchacho acercándose.


-A ver, te escucho.-Contestó desafiante la otra.


Y comenzaron pelearse, como siempre. Un gran desorden se formó en el lugar.


-Bueno basta!-Se quejó el hombre con un tono de voz elevado.-Empiecen a ensayar de una vez.


-Pero, no nos has dicho que vendrá a vernos.-Preguntó nuevamente la joven de cabello oscuro que al parecer era la más pacífica.


-Un empresario muy importante.-Contestó el hombre.


-Un empresario?-Dijo la cantante con un tono de voz interesado.


Mientras tanto, en la residencia McCartney.


-Cuidadoo! Eso es del siglo XVIII, ustedes tratarlo como silla de un bar.-Se quejaba Dagna viendo a los hombres que sacaban los muebles.


-Dagna...-Dijo Willy apareciendo a su lado.


-Ahora no, estar muy ocupada.-Contestó sin darle importancia y siguió dando indicaciones.- Cuidado con eso! Ser cuadro de Mary la difunta madre de los McCartney!


-Dagna...-Volvió a llamarla Willy.


-Yo dije que estar ocupada!-Se quejó e hizo sonar un silbato.-A ver, voy a pasar lista para comitiva para viajar al campo. Willy, Beatrice, Sandy, Costanza está jugando al tennis, Samantha... donde está Samantha?

-Está encerrada en su habitación, no quiere bajar.-Comentó Willy con una tranquilidad que no concordaba con lo que estaba diciendo.


-Queee?! Y por que no decirme antes?-Repuso Dagna y fue en su búsqueda.


-Es lo que estaba intentando decirte!


Mientras tanto en los barrios Bajos de Londres...

-Yo digo que la cantante va adelante y los coros atrás.-Imponía la joven.


-Toda la vida los micrófonos estuvieron en esta posición.-Declaró la joven rubia.


-A ver... donde viste alguna vez al cantante atrás y los coros adelante?!-Se quejó aumentando cada vez más su tono de voz.


-Aquí.-Contestó sarcástica la joven de cabello oscuro.


-Te piensas que soy estúpida? Te irás atrás!-Contestó la otra.


-Cuando terminan con su pelea me avisan, si?-Dijo el baterista y se alejó de los gritos.


Se sentó sobre la escalera, a un lado de Caitlin, quien observaba todo.


-No la soporto!-Declaró este muchacho. Su nombre era Robert, pero todos lo llamaban Ron, un apodo con un juego de palabras que no viene al caso explicar.


-Es insoportable, no comprendo como la aguantan.-Respondió la joven.- Se va a quedar sola, no la va a querer escuchar ni la madre!


-Hablando de madres, ahí viene la mía y trae comida!-Se emocionó Ron.

-Hola mis niños.-Saludó la mujer refiriéndose a su hijo y Caitlin.-Miren lo que les traje... pero cuidado, que esto es solo para ustedes eh!


-Mamá!-Se quejó el muchacho, algo avergonzado.


-Qué sucede? Si te tenés que alimentar!-Contestó y volteó observando al hombre que hablaba por teléfono.-Y ese quién es?


-El representante, por qué?


-El representante? Cait!-Dijo acercándose a ella, algo torpemente.-Ve a hablar con el hombre!


-No, tía.-Contestó la joven.


-Por qué no? Si tienes una voz maravillosa!-Dijo la mujer gesticulando y haciendo movimientos con las manos.


-Mamá!-Volvió a avergonzarse Ron.


-Qué? Si canta mucho mejor que todas ellas!-Señaló.


-No, muchas gracias tía pero no. Me da mucha vergüenza!-Lo admitió por fin.


-Verguenza?!-Exclamó la mujer y rió a carcajadas. Era alguien bastante extravagante, por decirlo de algún modo.-Mírame a mi! Vergüenza es...


-Robar.-Completaron los dos jóvenes, que ya sabían de memoria las frases de la mujer.


Luego de tantas insistencias de parte de la mujer, quien nunca se rendía, Caitlin aceptó. No se veía como una cantante famosa, por decirlo así, sentía que era más bien aquella gente que cantaba en la ducha sin ir más lejos. Varias veces habían descripto su voz como la de ''una blusera del sur de Estados Unidos'', pero Caitlin siempre había atribuido aquella rara descripción a que se había criado en un ambiente así.


- Hola, disculpe, le puedo hacer una pregunta?-Dijo rápidamente al hombre.


-Si es por plata... no tengo.-Dijo cortante el hombre.


-No, no es por eso... Bueno verá, yo no soy una buena cantante, pero tengo carisma, eso creo.-Dijo en voz baja.-Y podría levantar el ánimo de las personas. Podrías tomarme una prueba y si te gusta me vendría bien y...


-Si eres desubicada, mira que venir a decirme esto ahora. Estoy en otra cosa.-Contestó el hombre y se levantó del asiento.- Muchachos, descansen 20 minutos. Solo 20 minutos, eh? Que quiero que esta noche el empresario se vaya con la boca abierta... eh? No tenemos tiempo.

Dicho esto salió del lugar a quién sabe donde, según él, era un hombre muy ocupado.


-Para que le dije?-Se lamentaba Caitlin.


-Pero que tipo tan antipático! Y además, tiene esa cara de... de... no lo soporto. Pero que no decaiga Cait. Ya se va a presentar la oportunidad.-Dijo su tía dando ese típico discurso y observó su reloj.-Bueno, debo irme, adiós querida. 


Al terminar de despedirse, salió del lugar. Amelie, la muchacha que cantaba en la pequeña banda, se acercó.


-Dame el vestuario que quiero probármelo... rápido!-Dijo imponente.


-Dónde te enseñaron a pedir las cosas?-Se quejó Caitlin mientras lo sacaba de una bolsa.


-Rápido, costurera.-Apuró la otra.

-Qué costurera? Te voy a matar!-Se defendió Caitlin, pero la joven no le prestó atención y fue a hacer sus cosas.


-Tranquila.-Intentó calmarla su primo.


-No la soporto más!


Mientras tanto en París, Francia...



-Estás mal? Yo estoy mal, mamá.-Decía la novia de Paul hablando por teléfono.-Tenés que asumir que papá ya no está con nosotros. Por qué no compran una linda casa con Michelle y se van de ahí? Espera, hablamos más tranquilas cuando esté en Londres. Te mando un beso, Paul también.


-Como está?-Preguntó Paul al ver que cortó al llamada.


-Mal, no puede asumir la muerte de mi padre.


-Muy reciente además, no?-Agregó McCartney, que sinceramente no sabía que decir.


-Si, y estar en esa casa es muy feo. Todo le recuerda a él: los muebles, los discos, los cuadros, las fotos.-Contestó e hizo una pausa.-Pero no hablemos más de cosas feas...


Se levantó de su asiento y tomó dos vestidos que se encontraban sobre la mesa. Los observó críticamente y por fin dijo:


-Cuál de los dos te parece que me quedará mejor para la ópera?


-Los dos te quedarían muy bien.-Contestó Paul que estaba simulando tocar una batería en el aire, y esbozó una sonrisa.


-Y eso que quiere decir? Que aún te gusto aunque sea un poquito?-Preguntó ella.


-Si, mucho.-Contestó Paul.


-Y que me amas?-Siguió la joven.


-Que clase de pregunta es esa Jazmín?-Dijo Paul con una sonrisa.-Hace dos años que estamos conviviendo, claro que te amo.


La muchacha, Jazmín era su nombres, sonrió y le dio un tierno beso.


Mientras tanto en los barrios bajos de Londres...


-No ves que no servís para nada?-Dijo Amelie entrando en la habitación nuevamente.-Esto es una porquería!


-No es una porquería.-Se defendió Caitlin.

-Ah, no es una porquería?-Dijo sarcástica la otra.


-Es hermoso, sucede que no te queda lindo, porque no te combina con la cara.-Dijo Caitlin.


-Me estás llamando fea?! Yo soy la cantante y me estás diciendo fea?


-Si, te estoy diciendo fea.-Dijo sin ningún problema la otra.


-Yo no voy a permitir que una costurera me falte el respeto de ese modo!-Exageró Amelie.


-Qué tenés contra las costureras?-Dijo Caitlin que no entendía por qué la llamaba así como si fuese algo malo.


-Sabes lo que voy a hacer con tu porquería? Esto hago!-Dijo desafiante y lo rompió.


-Nooo!-Dijo Caitlin.


-No qué?-Dijo la otra y lo rompió aún más.


-Oooh.-Dijeron todos los presentes en la habitación, como siempre que se avecinaba alguna pelea.


-Que alguien me agarre porque la mato!-Dijo Caitlin


-Yo te voy a matar.-Contestó Amelie.


-Agarrame.-Dijo Caitlin a la muchacha rubia que se encontraba a su lado, como en las películas, y esta obedeció.


Caitlin se abalanzó sobre Amelie y comenzaron a pelearse. Era predecible que esto terminaría así, alguien debía ponerle los puntos a Amelie y Caitlin no era exactamente una persona paciente.


-Cuidado con la batería!-Agrego Ron, a quien no le importaba la situación, sino que pudiesen hacerle algo a su querido instrumento.


Y al fin, con algo de dificultad, lograron separarlas.


-Me sacó el cabello! Te odio!-Decía gritando Amelie.-Costurera de porquería!


Caitlin solo reía con un trozo de cabello de la joven en su mano.


-Mira lo que hice con tu ropa.. mira!-Dijo Amelie.


-Si, ya lo vi, ahora tendré que cocerlo todo nuevamente!-Se quejó Caitlin.


-No, no tendrás que coser nada de nuevo, porque yo me voy!-Contestó la otra.


-A dónde?-Preguntó Ron sin entender.


-Me voy de esta banda inservible!-Dijo y se retiró del lugar mientras seguía gritando y maldiciendo.


-Loca!-Dijo otro muchacho.


-Y ahora?-Preguntó la joven rubia.


-Hay que cancelar todo.-Se resignó Ron.


-Y vamos a perder la única oportunidad que tenemos?-Se preguntó otro.


-No lo puedo creer...-Agregó la joven rubia.


Mientras tanto en la residencia McCartney...


-Samantha, abrir la puerta inmediatamente!-Decía Dagna golpeando.


-Dagna, dije que de aquí no me muevo. Querés llevarme al campo? Trendrás que llamar a la policía.-Contestó la joven  del otro lado mientras leía una revista.


-Mi no soportar más esta casa de locos, Gaspard.-Decía la alemana al cocinero.


-Que mal que está!-Dijo Beatrice a su hermana.


-Y si me encierro yo también? Asi...-Propuso Willy.

-Ni se te ocurra.-Interrumpió Beatrice.

-A ver, Dagna, dejame a mi.-Dijo Sandy y se puso frente a la puerta.- Samantha, no seas infantil, no ganas nada comportándote de ese modo.


-Y quién quiere ganar algo?-Contestó la joven del otro lado.- Lo único que quiero es no ir al campo.


-Usted va a venir al campo con nosotros, aunque tengan que sacarla los bomberos!-Dijo Dagna.


Mientras tanto en algún lugar de Londres...


Amelie caminaba apurada y sumamente enojada, aún no se había sacado el vestuario roto, que le otorgaba un toque de locura a su aspecto.


-Amelie!-Dijo Caitlin quien la había seguido con su bicicleta.


La joven comenzó a caminar aún más rápido.


-Amelie!-Volvió a llamar.


-Dejame en paz!-Contestó la otra sin voltear.


-Amelie, por favor, espera un minuto, nunca vi a alguien que cantase mejor en la vida.-Dijo Caitlin a ver si aquello resultaba. Pero la otra joven comenzó a correr, en vista de que la estaba alcanzando.-Por favor, vuelve!


-No, callate!-Contestó, no había caso.


-Por favor! Y yo me voy para siempre de la banda.-Trató de remediar Caitlin.


Pero ya era tarde, la joven había cruzado la calle y subió al primer taxi que pasó por allí.


En la residencia McCartney...


-No poder hacer polvo con nosotros adentro, así que plastificación quedar suspendida. Yo llamarlos cuando nos vayamos al campo, adiós.-Decía Dagna a los hombres que iban a trabajar adentro de la casa.


Una escalera se encontraba allí en el jardín, colocada contra la pared, y llegaba justamente a la ventana de la habitación de Samantha.


-Listo Peter?-Preguntó Dagna.


-Si, quiere que suba?-Contestó el joven que manejaba el auto, el chofer de la familia.


-No, no, yo subir.-Dijo la mujer.


-Dagna, sería mejor que subiese Peter.-Sugirió Sandy.


-Perdón señorita, quién ser la institutriz? Peter ser? Yo ser, yo subir.-Dijo y comenzó a subir, quejándose.-Ay, no sé por que venir a esta casa!


Ascendía con cuidado especialmente porque la escalera no estaba en el mejor estado. Al terminar de subir todo el tramo, llegó a la ventana, que por cierto estaba cerrada, y observo que Samantha estaba escuchando música muy concentrada.


-Samantha!-Llamó, pero la joven no la oía.-Samantha abrir la ventana!


-Que sucede?-Preguntó Sandy.


-Niña estar con música en los oídos.-Contestó la mujer.


-Dagna, por qué no baja? Es muy alto.-Sugirió Peter.


-No ser alto, yo no tener miedo a las altura aaaaa.-Dijo observando cuan alto estaba.-Estar mareada, me marea!


-Dagna, baja por favor de allí!-Dijo Sandy.


-No poder bajar... estar mareada.-Contestó la mujer.


-Pero se quedó ahí!-Dijo Willy.


-Bueno Dagna, yo subo a buscarla.-Dijo Peter comenzando a subir.


-No no! Ser muy peligroso, la escalera no va a aguantar.-Decía la mujer en las alturas.


-Entonces la ayudo a bajar?-Preguntó el joven.


-No, no. Yo no poder moverme, estar mareada.-Contestó.


-Entonces que hacemos?-Preguntó Peter.


-Llama a los bomberos.-Dijo Sandy a Gaspard, el cocinero.


El hombre se dirigió hacia dentro de la casa y tomó el teléfono.


-Esta casa es un caos.-Se dijo.- Voy a llamar al señor Paul...




___________________


Ahí está el otro capítulo. En realidad la 2da parte. Jaz ya apareciste! Me facilitás la vida queriendo ser la mala jajaj porque no sabía que nombre ponerle. Pobre Paul, son unos quilomberos ustedes (?

viernes, 3 de agosto de 2012

Capítulo 1 1/2


''Y 1, 2, 3... ya!'' La banda comenzó a sonar, algo descoordinada, cabe destacar, pero su sonido era demasiado familiar y acogedor. Se encontraban en el mismo lugar de siempre: un viejo galpón cuyas paredes se hallaban dibujadas completamente y sus pisos cubiertos por alfombras y almohadas de colores. Definitivamente este no era uno de sus mejores ensayos, por lo que la batería, quien llevaba el ritmo, dejó de tocar de un momento para otro.

-Nena, que haces? Así no se puede, con más ganas!

-Yo no voy a gastar mi voz, hasta el ensayo general.-Se excusó la muchacha que cantaba.

-Ah bueno perdón! Pero que te pensás que somos?-Preguntó  burlón otro muchacho, quién hacía los coros.

-Escucha una cosa... los profesionales hacemos el ensayo general con iluminación, con buen sonido, con...

-Te podés callar un poco? Me tenés harto!-Interrumpió otro.

-Bueno, ensayemos...-Dijo cansada una muchacha rubia, harta de sus habituales peleas.

-Holaaa!-Saludó otra, que acababa de llegar en bicicleta... pero sus frenos le jugaron una mala pasada y siguió de largo, estrellándose contra la pared.

Todos quedaron en silencio y con expresiones de sorpresa, no sabían si ayudarla o simplemente comenzar a reír. La joven se levantó sin ningún tipo de problema, al parecer esto le sucedía bastante seguido. Traía varias bolsas en sus manos.

-Hola, hola!-Saludó alegre.-Como andan?

-Yo bien... Caitlin no te lastimaste?-Preguntó el muchacho de la batería.

-Además de que llegas a cualquier hora interrumpís el ensayo... pero que bien eh!-Dijo con sarcasmo la chica que cantaba. 

-Por qué no te callas? Pasé por la casa del Sr. Bones y me pidió que hiciera un reparto... muy tarde llegué?-Se preocupó la joven recién llegada.

-No, no, llegaste perfecto.-Dijo otra, solo para contradecir a la primera.-La ropa para ensayar?

-Ah si! Aquí está.-Se la entregó a la otra.- Fijate a ver si te gusta...

-Y esto que es?-Preguntó con ese humor de perros, pero tenía razón... la bolsa estaba repleta de hojas de lechuga.

-Un detalle de color.-Sonrió la joven molestándola.-A vos que te da tanta gracia!

Mientras tanto, en la residencia McCartney...

-Paraaa! Lo vas a romper!-Le advertía una adolescente a su hermano menor, que andaba con un monopatín a altas velocidades por toda la casa.

-Y cuál es tu problema Beatrice? Si al fin y al cabo es mío.-Sonrió pícaramente el pequeño y en un intento de esquivar a su hermana, que ahora trataba detenerlo, la arrolló.

-Te voy a matar!-Decía Beatrice saltando sobre un pie, y agarrándose el otro, que había sido aplastado, con las dos manos.

-Ahora, yo me pregunto una cosa.-Decía una joven a su hermana, mientras bajaba por la escalera de la sala principal.-Por qué nosotros tenemos que aburrirnos en el campo, mientras Costanza la pasa bien?

-Samantha no digas eso!-Contestó la otra.-Está en un viaje..

-A mi también me gustaría estar en un viaje.. pero en la luna!-Se quejó Samantha.

Era una adolescente, era sabido que no iba a gustarle ir todo un fin de semana al campo, lejos de la vida de la ciudad, salir con sus amigos a esos clubes donde se oía esa música estadounidense que tanto atraía a los jóvenes: el rock and roll.

Ella era bastante incomprendida en aquella casa, estaba en el medio de todos sus hermanos. Primero estaba Willy, el más pequeño, y considerando que eran muchos, podría decirse que era algo malcriado. Poseía unos verdes y llamativos ojos que sin duda eran hereditarios. Él pasaba la mayoría del tiermpo con Beatrice que le seguía en cuanto a edad. Poseía un cabello castaño oscuro y ojos de un color similar al chocolate. Pese a su corta edad, 14 años con exactitud, tenía unos conocimientos sorprendentes, sobre muchos temas, en especial arte. Solía usar mucho la cabeza en cuanto a pensar, siempre analizaba la situación, casi como un don. Luego venía Samantha, una adolescente ni más ni menos, tenía el cabello con bucles casi perfectos y de un color algo parecido al castaño claro. Estaba acostumbrada a decir lo que pensaba, sin censura alguna, aunque no siempre tuviese la oportunidad. Y después las dos mellizas: Sandy y Costanza. Ambas tenían el color de cabello castaño claro y ojos similares a los de Willy. Eso sí, eran muy distintas en cuanto a la personalidad, mientras  Costanza salía con sus amigos a algún pub, Sandy prefería quedarse a leer algún interesante libro de ciencia ficción. Mientras Coty- así solían decirle- iba a tocar la guitarra al parque, o practicar algún deporte, Sandy se quedaba reflexionando sobre su existencia, o simplemente evitando que sus hermanos menores quemaran la casa. Y lógicamente, siguiendo la cadena, se encontraba su hermano mayor Paul, quién tenía edad bastante más avanzada que el resto de sus hermanos.

Al terminar de bajar por la inmensa escalera que se hallaba en la sala principal, Samantha fue brutalmente arrollada por su hermano menor, que trataba de huir de una paliza de parte de Beatrice. Y la situación terminó como siempre: todos contra todos. No sabían bien por qué ni como, pero estaban haciendo un escándalo.

-Silencia!-Apreció en escena una mujer que no era específicamente una anciana, pero tampoco podía describirse como joven. 

Era quien en cierto modo cuidaba del comportamiento de los McCartney más jóvenes. Una alemana radicada en Londres, quién no manejaba demasiado bien el idioma.

-Pero que ser esto? Una maratón? Vamos, subir inmediatamente al automóvil que partir hacia el campo.-Ordenó.

Entonces apareció en la sala un muchacho alto y bastante apuesto, sin duda alguna, vestido como quien está un domingo a la tarde tirado en un sofá.

-Y usted, sacar esa camisa indecente y poner el uniforme por favor, vamos... rápida!-Le dijo la mujer apurándolo.

-Como usted diga señorita.-Dijo tranquilo y fue a cumplir el pedido de la mujer.

-Dagna querida, hermosa...-Comenzó Samantha, así se llamaba la mujer alemana.-No podríamos quedarnos aquí? Por favor!

-No, no, nada de eso, porque vendrá el plastificador y la casa debe estar sin niños y sin muebles!-Dijo firmemente.

-Pero podemos ayudar nosotros, o no?-Insistió ella.

-No, que para eso nosotros contratar plastificadores. Que por cierto son muy impuntuales.-Declaró observando el reloj que llevaba en su muñeca.

-Dagna...-Dijo otra empelada entrando a la sala.

-Que pasar?-Preguntó.

-Le quería decir que... que... me olvidé.-Dijo con una expresión de confusión, pero se iluminó de repente.-Ah si! Que ya terminé con mi trabajo, si podría retirarme...

-Si, váyase, pero a primera hora estar acá, está claro?

-Como no.-Contestó y salió de allí.

-Y donde estar cocinero? COCINEROO!-Gritó y retumbó en la gran casa.

-Si?-Preguntó un hombre, aparentemente de su misma edad, entrando en la cocina.

-Qué estaba haciendo?-Interrogó Dagna.

-Yo? Estaba guardando los objetos personales de la cocina, porque de no ser así, el polvo los arruinaría.

-Ajá.-Analizó ella.-Y que estar esperando? Un eclipse solar? Vaya!

-Agh!-Se quejó el hombre y salió de allí.

-Atrapame a ver si podés ahora.-Dijo Beatrice subiéndose al monopatín de su hermano menor y casi volando con él. Por supuesto Willy salió en su persecución.

-Basta, basta de una vez!-Se quejó la mujer.

-Enserio, basta.-Ordenó Sandy frenándolos, obviamente provocando su caída.

-Ayy gracias Sandy.-Se enterneció la alemana.-Usted ser la única persona sensato en esta casa. 

La joven sonrió complacida, pese a la pésima concordancia en la oración de la mujer.

-Y ahora.-Dijo Dagna aplaudiendo para llamar su atención.-Mucha tranquilidad que iré a hablar con señor Paul.

Dicho esto se retiró de la sala, hacia alguna de las tantísimas habitaciones de la casa.

-Por favor, intenta convencerla de que me deje acá.-Pidió Samantha a su hermana.

-Ay Samantha, trata de aguantarla,disfrutá tus últimos momentos de libertad porque mañana llega el carcelero mayor... y se pudre todo, así que mejor vamos a buscar las cosas arriba-Dijo su hermana y subió las escaleras nuevamente.

Mientras tanto en Francia...

-Buen viaje Sr. McCartney, espero su respuesta... comuníquese por fax o teléfono cuando llegue a Londres.

-Muchas gracias señor Boucart.-Respondió el joven con sus excelentes modales.

-Adiós.-Contestó el hombre anciano y salió de la casa subiéndose a un auto y alejándose del lugar.

-Amoor! Una llamada de Londres.-Dijo una mujer entrando en la habitación y entregándole el teléfono a Paul.

Era alta, sumamente delgada y su cabello color chocolate caía sobre sus hombros como una cascada. Sus facciones eran finas, era una mujer muy elegante sin lugar a dudas.

-Que sucedió?-Preguntó intrigado.

-No sé, pero preparate porque es Dagna, seguramente debe tener que ver con tus hermanos.-Contestó ella.

Él hizo un gesto de cansancio, sus hermanos eran como unos diablos, y ahora luego de la muerte de su padre, había quedado como tutor.

-Si Dagna, que sucede?-Dijo poniéndose el teléfono a la oreja.

-Aló? Ah parten a media mañana señor Paula.-Dijo la mujer.

-Paul! Sin la A!-Dijo cansado de que lo llame así. A decir verdad, estaba cansado de todos los viajes que estaba haciendo últimamente. 

-Ah! Perdón señor Paul, ahora llegar los plastificadores y partir al campo sus hermanos y yo.-Le anunció.

-Muy bien, te agradezco mucho, mañana a primera hora estoy saliendo hacia Londres.

-Aggh que alivio señor Paula!-Volvió a llamarlo así.-Porque los niños estar incontrolables y yo no dar a basta.

-No te preocupes, Dagna, cuando estemos allí nos haremos cargo los dos.-Contestó.-Pero por favor, no te olvides de dejarlos un par de días allí en el campo.

-Por supuesta!

-Va a haber un par de días de paz en la casa.-Sonrió cansado Paul.-Gracias.

Dicho esto, finalizó la llamada.


______________________

Ahí está la primera parte del primer capítulo. Los argentinos, seguramente ya saben de que historia es la adaptación. Tuve que ponerlas como hermanas de Paul, no me quedó otra, sino no me quedan bien los personajes. Coty, vos que querías estar con paul, perdon jajaj Si queres te dejo a otro Beatle. Bueno, ahí les dejo la otra parte